| sábado, 2 de abril de 2011 | 0 comentarios |

12 de Rowen del 605.

Ferrocarril Comercial a Mercado de Baños.


- ¿Dónde está esa bomba? - El sonido procedía del final del vagón, donde algo había anclado una bomba pretérita. El único problema es que la bomba se hallaba por la parte externa del vagón, y era difícil acceder a ella siendo las únicas puertas corredizas y laterales. El equilibrio no era la mejor baza de Kat, así que tuvo que arriesgarse. - Lo intentaré proyectando mi mano a través del metal con mi poder. - Realizó una vocalización suave, y acto seguido cerró los ojos, palpando en su mente el ingenio de metal al otro lado. Había sido un éxito. Ahora debía saber qué hacer con esa máquina explosiva. Se encontró con una serie de cables, pero gracias a su concentración, mantuvo la compostura y pudo desactivar la bomba sin complicaciones.

Mientras tanto, en el vagón consecutivo, el chico joven se había abalanzado contra otro asaltador presente en ese vagón, con mala suerte, puesto que después de un golpe en la espinilla, recibió una patada que lo proyectó contra un sillón.
En aquel vagón, una imagen especular del anterior, yacía cierto grupo de personas en una esquina. Tal vez 3 o 4, acorraladas por los asaltadores y sus pistolas. Cuando entró el chico pelirrojo, observó el panorama y se preparó para la batalla con mirada amenazante. - ¿Quieres sentir el peso de mi poder? - Decía, con cierto desdén y autosuficiencia mientras señalaba al enemigo sin arma alguna.
En aquel vagón había vagamente 4 asaltantes más, con la misma pinta que los anteriores. Por la pinta de los cristales en el suelo, se veía claramente que el método había sido el mismo y simultáneo. La batalla se inició con el primer disparo.


La batalla se sucedió rápidamente, en el momento en el que el resto entró allí. Claire obtuvo cobertura desde los sillones finales, mientras que el pelirrojo no permitiría que los asaltantes dieran un paso más al frente. Acumulando su poder, Claire proyectó una de sus balas mágicas sobre uno de los asaltantes, derribándolo fácilmente, mientras el pelirrojo hacía lo mismo.


De un momento a otro, aquel chico, vulnerado en su honor, hizo acto de presencia a base de puntapiés en la espinilla de uno de los asaltantes, que pretendía sorprender a Claire con un disparo. El pelirrojo logró atrapar a uno de ellos, amenazándole con un hechizo para que le dijese la verdad... hecho que no salió bien parado, haciendo que el enemigo comenzase a brillar con tenue luz. Situación extraña. El resto de individuos poco pudieron hacer hacer ante esa magnifica escena, hasta que uno de ellos logró capturar al niño y llevárselo como rehén a la locomotora.


Para ese momento, Kat había logrado regresar junto a los guardias, y se unió a los dos aventureros iniciales tras dar parte de los hechos. Ahora el niño había complicado el asunto. Y a reticencias, Claire decidió ayudar a rescatarlo. No había tiempo que perder, y todos se dirigieron a la locomotora.


Mientras tanto, Garrik... Bueno, digamos que le cayó bien el camarero del vagón bar. Aunque le había llamado la atención el tránsito de gente en aquel lugar.


Tras pasar el vagón contenedor de carbón, alcanzaron la locomotora siguiendo al fugitivo. Este se había logrado reunir con su jefe y su guardaespaldas. Efectivamente, para ser un guardaespaldas, lo tenía a pecho inscrito en una versión de 2 metros y algo más de altura por otros tantos de ancho. El jefe, al contrario, era menudo, pero amenazaba con su pistola a la sien del niño. - Un paso más y el niño... ¡Boom! - La situación se paralizó.


Respiración agitada. Para ese momento, los guardias habían vulnerado la entrada y se habían colocado frente a sus enemigos. ¿Qué hacer? Puesto que nadie hacía frente, el tipo hizo un alarde de ingenio “¡Ahora no hay nada que hacer” Ese despiste permitió que aquel niño bajo sus brazos pudiese destruir su defensa con uno de sus atinados puntapiés en la espinilla. Hecho que le permitió al niño salir corriendo de allí hacia sus salvadores, … aunque “¡Maldito crío!” Un disparo procedente del cañón del pistolero líder atravesó al chico, cayendo este al suelo cerca del resto.


“¡Atacad!” Los guardias del tren se lanzaron en carga contra los saqueadores. Claire observó al niño caer, y algo muy violento despertó en sus adentros. El guardaespaldas se encargó de mantener alejados del jefe a los guardias, pero eso no impedía que Claire pudiese apuntar con la mayor de sus cargas a ese maldito tipo. ¿Qué había despertado en su interior? Es dificil de interpretar. Kat se encargó de mantener la hemorragia del niño, mientras el pelirrojo hacía de las suyas con el otro fugitivo. Finalmente, al cargar su pistola arcana al máximo, el disparo se llevó consigo al líder y parte de la parte frontal de la locomotora. “¡Uh!”


Para cuando los saboteadores habían sido derrotados, se pudo observar el verdadero plan de los mismos. El maquinista estaba muerto, y no había rasto de nadie que supiese parar la inminente debacle: El tren acabaría descarrilando y arrasando gran parte de Mercado de Baños, a unos minutos a la vista.


Sin embargo, Kat se atrevió a hacer gala de sus conocimientos de ingeniería del vapor para solucionar aquella en un tiempo récord. Logró frenar la locomotora sin apenas ayuda, logrando, por ende, que el tren acabase llegando a su destino. “¡Casi!”


El jefe de la guardia acabó calmando a los pasajeros, y ordenó al resto de la guardia que llevasen a los heridos al hospital más cercano. Mientras tanto, se acercó al resto de aventureros: “Gracias por esta ayuda a la comunidad, de no haber sido por vosotros, esta situación habría sido totalmente distinta. Informaré de esto a las autoridades pertinentes en esta ciudad. También les hablaré de tus ustedes, así que tal vez reciban una recompensa. Mientras tanto, les recomendaré un lugar en el que pasar la noche...”

Poco después, aquel grupo tan variopinto formado por una mecánika caspiana, una pistolera iosana, un druida desconocido y un pelirrojo caspiano, se redujo a contribuir al buen hacer de la guardia para descansar por lo que había dado el viaje en la posada recomendada. En el camino, observaron numerosas curiosidades de aquella ciudad: al parecer, pronto, habría unas elecciones al régimen de aquella ciudad, sin intervención del rey y por decisión popular.

Sin embargo, Garrik no estaría allí por ellos. Su misión parecía más importante que descansar en una ciudad. No era su terreno. El druida acabó escabullendose en la noche para caminar en solitario a un bosque cercano, en una andadura hacia el prometido norte... No sin antes, ser avisado por la posadera, una agradable mujer de mediana edad, a que, al menos, siguiese el camino que le indicaba, puesto que por la noche esas zonas estaban infectadas de animales (aspecto que no importunó al hombre). Se hizo con la comida que le regaló la posadera, y se fue sin más a medianoche.

Al día siguiente, algo muy grande estaba por comenzar...


Adelanto Freud

| jueves, 10 de marzo de 2011 | 2 comentarios |
Si no os gusta, me lo decis... ya, pretendía que se pareciese más, pero sin fotos en las que fijarme, es lo que hay.
Lo siento mucho.
Lo puedo rehacer en el peor de los casos.













PD: La canción del Spotify es Light my fire, de The doors...acabo de darme cuenta xD

Mario Ventrudi.

| sábado, 26 de febrero de 2011 | 0 comentarios |

Mario Ventrudi. Mka 14.
- Yo visioné al más grande... -



Mario Ventrudi formó parte de la Escuela Superior de Mecánika Arcántrika en la capital de Caspia, junto a otros renombrados inventores como Barrel Sachs y John Doe. Renombrados por méritos propios, todo hay que decirlo.

Le llevó alrededor de 6 años elaborar su tesis: el desarrollo del Contenedor Matricial Complejo. A este trabajo se le sumarían otros 3 más de elaboración del primer CMC totalmente operativo. La dificultad del proyecto radica en que, desde entonces, se ha podido fabricar un CMC nuevo, aunque se conocen diferentes talleres que tomaron la guía de Ventrudi y han realizado sus propias vertientes del componente.

La Academia le dotó de un generoso premio por el desarrollo de semejante componente, cuyo objetivo primordial subyacía en la propia realización de Matrices complejas para Warjacks, es decir, cerebros lo suficientemente complejos para poder llevar a cabo tareas de mayor dificultad. La mejora en capacidad sistémica del CMC podía ser un paso único hacia la realización de matrices autómatas, capaces de autocatalizar su propia actuación sin un conductor.

Mario Ventrudi sería unos años después acusado de perpetración hereje, al tomar como ejemplo en sus investigaciones restos de warjacks provinientes de Acechadores de Cryx. Estas máquinas del Dragón maldito, están dotadas de propia automoción sistémica, pero de origen nigromántico. No se sabe seguro que Mario reutilizase esas técnicas.

Después de las culpas, decidió abandonar Caspia para viajar a Mercado de Baños, donde conocería a Luisse Di Velont, ex-suplente de artillería de la Muralla Norte, y actual Bibliotecaria en la ciudad...

[...]

Actualmente yace divorciado de su anterior matrimonio y sufre ciertos ataques de delirios y olvidos reticentes.

1. Asalto al tren (I).

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12 de Rowen del 605.
Ferrocarril Comercial a Mercado de Baños.


El Ferrocarril Comercial gana más adeptos conforme pasan los años desde que se modificaron los vagones con el fin de incluir pasajeros. Y es que un viaje tan extenuante como Caspia – Mercado de Baños no era nada para el ferrocarril, que en menos de 12 horas te situaba en tu meta. Espléndido.

No por nada, los viajeros solían ser bastantes. Pero no aquel día. Y es que el vagón 2º del ferrocarril estaba ocupado, en su trayecto desde Llanos de Aguacerada, de tan solo 9 pasajeros. Aunque si bien uno era un guardia de ferrocarril que hacía las veces de vigilante del buen orden, el resto representaban un variopinto cuadro de ideas muy divergentes.


Desde la parte anterior hasta el guardia apostado en la puerta al vagón bar, se podía observar a una familia de 4 miembros adultos de mediana edad: un padre de cabello moreno corto, barba de tres día y aspecto desaliñado, cansado y aburrido; una mujer de supuesta similar edad, de cabello castaño y ondulado, piel blanca y un vestido horrible rosa y de volantes blancos; y dos niños, solo soportables con una paciencia inmortal, niño y niña, mellizos y seguramente igual de horribles. Ambos jugaban con una pelota en el pasillo de tránsito. Posiblemente al chico pelirrojo sentado en la misma fila, pero en el lado izquierdo, le faltaba bien poco para lanzarle a alguno de los chicos el cigarrillo que fumaba, y acertar en algún ojo. Este chico no parecía mayor de la treintena, y presentaba un delgado cuerpo y bastante atlético. Vestía con un sutil sobretodo negro y gris, y su equipaje se limitaba a una mochila de cuero que llevaba a su lado.


Más adelante, en la segunda línea de asientos, se hallaba un corpulento hombre ataviado con prendas que bien podrían compararse con harapos poco disimulados. Medio rotos, entre verdes y grises. Se cubría el rostro, y solo se podía ver una ingente cantidad de cabello oscuro saliendo de debajo de la capucha. De todos modos, roncaba. Y salvo por su olor y sus guturales sonidos, no molestaba mucho.


En tercera línea, más cercano a la puerta del vagón bar, se hallaban dos chicas. A mano izquierda, la mecánika Kat, aprendiz del maestro Doe, y, a mano derecha, la ionense pistolera Claire. La primera, era joven y de cabello oscuro. Era más pequeña de lo que aparentaba ser la media del vagón, y portaba vestimentas propias de una mecánika, aunque esté de viaje y fuera de taller. Se ceñía un corsé típico, y se acompañaba de sus herramientas en todo momento. Al otro lado, la ionense cuidaba de su adorada pistola con sumo cuidado. Como si no tuviese nada mejor. Su cabello peliverde era claramente notorio. Aunque casi todo en su cuerpo era especialmente notorio. Vestía gustosa de su cuerpo atlético de sangre ionense, y orgullosa de poseerse a sí misma. Tal vez por eso el estoico guardia de la entrada al bar mantenía su mirada tan atenta a la muchacha...


La pelota de los niños acabó resbalando más de lo normal, y alcanzó en ángulo perfecto a Claire. Concretamente, a su cabeza. Rebotó un par de veces antes de quedarse a sus pies. El niño la alcanzó. - Señora, ¿me da la pelota? - A lo que una amigable elfa, contestó con una sonrisa... abriendo la ventana... devolviendo la pelota a la naturaleza. Para colmo, el niño no aprendió a hacer menos ruido, sino a llorar con mayor ímpetu. Su madre tuvo que llegar a él y abrazarlo. Pero no pudo sacar una palabra de perdón de la chica. Imponía demasiado.


Faltaba poco para llegar a Mercado de Baños.


Mientras tanto, en la parte trasera, en el último vagón, un amplio vagón de carga-descarga, un polizón había hecho su aparición. Se había colado en la última parada, seguramente Aguacerada, con motivos desconocidos. El desaliñado hombre transmitía cierta serenidad, y sonría calmado. Sinceramente, no parecía que lo suyo fuese obedecer esas estrictas reglas de mercado y colarse era más fácil (y barato). Aún con esos harapos, sus armas, se veían a su espalda con cierto aspecto de peligro, domadas bajo su nombre: Garrik. Era un hombre de buena fé, que, aunque se permitió inspeccionar parte del cargamento, decidió no llevarse nada de lo que había: municiones, armas de un tal Smith, … cosas que no comprendía bien.

Lo que este individuo no esperaba es que de un momento a otro, su calma se evanesciera como desaparece el sol ante la tormenta. Unos golpes comenzaron a agitar el vagón. El sonido metálico de alguna herramienta metálica chocando contra la puerta despertó el interés de aquel polizón. Se levantó y esperó al lado. Justo en ese momento el portón lateral metálico se abrió con fuerza y dejó ver, al lado del tren, a dos jinetes con armas de fuego. Ambos, miraron bajo sus viseras al polizón, y se sorprendieron de que hubiese alguien ahí. Así que comenzaron a disparar de inmediato, respuesta que Garrik no se tomó bien, decidiendo cerrar la puerta a su espalda con sus fuerza.

Echó el cerrojo, aunque este no tardó en volar por los aires cuando los asaltantes dispararon al mismo. La puerta se volvió a abrir, solo que esta vez no se podría cerrar. El polizón miró a su alrededor. Uno de los asaltantes aprovechó la duda y saltó al vagón, con tan mala suerte que se resbaló y acabó rodando por el suelo y las vías. Nada más se sabe del primer intento de enemigo. Pero el segundo no se iba a estar quieto. Saltó al vagón y amenazó al polizón con su arma, batiéndose en un duelo de armas. Pero Garrik tenía las de ganar, logrando empujar con éxito al combatiente afuera del vagón.


Un ruido grave de metal se escuchó en la parte final del vagón. Se agitó levemente el vagón, dando lugar a un estrepitoso ruido.


Nuevos asaltantes llegaron frente al portón lateral. Esta vez eran tres, que decidieron saltar al vagón con éxito. Para cuando el polizón se vio acorralado, la puerta que llevaba al siguiente vagón se abrió fuertemente, dejando pasar a tres guardias del ferrocarril. Sorprendidos por la aparición de los asaltantes y aparentemente mal cuidado polizón, englobaron a los 4 dentro del mismo objetivo. Por suerte, los guardias quedaron trabados en combate con los asaltantes, que ayudados por el joven Garrik, pudieron despacharlos. El polizón se permitió encontrar la puerta abierta para pasar a otro vagón y desaparecer en el vagón bar.

Mientras tanto, con la partida de los guardias de ferrocarril a los últimos vagones, en el vagón secundario de pasajeros, la situación estaba a punto de cambiar. Kat no sabía a donde mirar. Entre los ronquidos y el hedor que despertada el meditabundo pasajero a su espalda, se quedó mirando a través de un cristal. Y coincidiendo con Claire, y el chaval pelirrojo, observaron el inicio de una batalla. Numerosos asaltantes, alcanzando la velocidad del vagón, se posicionaron junto a las ventanas y apuntaron a ellas con sus pistolas.

¡Al suelo! Fue un grito al unísono. Todos se agacharon, salvo el hombre durmiente, que por desgracia, se convirtió en la primera víctima del tiroteo, recibiendo un fuerte impacto en su cabeza, atravesando la bala la capucha y apostándolo contra la pared lateral, inconsciente. Otras balas viajaron por todo el vagón, quedando fijas en distintas localizaciones del lugar.


Al instante, los saqueadores saltaron a través de las ventanas rotas y se colaron con especial agilidad en el vagón, apuntando con sus pistolas a los viajeros. ¡Dadnos todo! Ese era el objetivo. Los asaltantes bien podían ser del mismo grupo que los del vagón almacén, pero aquellos pasajeros no podían saberlo. La constante agitación del tren y ese fuerte sonido metálico que sonaba desde el final del tren distraía cualquier otro pensamiento.


Aquel padre se irguió tan rápidamente pudo para detener ese. Tenía poco que perder, a su punto de vista. (Sí, es lo que tiene aguantar a unos niños así). Desde los asientos traseros, bajo la cobertura de los sillones, Kat y Claire lograron adoptar un plan rápido mientras estaban agachadas en el suelo. Tres gestos fueron suficientes. Eran 3 los asaltantes, aunque un vistazo rápido permitiría ver a un cuarto que no había logrado saltar a la primera al vagón, y se había quedado enganchado en la ventana de la parte de la familia y sus niños sin mucho éxito.

Claire llamó la atención del que estaba más cerca, mientras Kat, con su pericia en la arcánika, invocó un charco de resbaladiza grasa en el suelo. El saqueador no llegó a verlo, y en su partida hacia Claire, resbaló en el suelo con tan mala fortuna que acabó a los pies de Claire con una grave conmoción. Empezaba la marcha. Un disparo a bocajarro de la pistolera arcana sentenció al primer asaltante, dejando su huella en forma de sangre a aquel lado del tren.


Llamó la atención de los otros dos. El segundo, el que estaba en mitad del vagón, comenzó a disparar en ráfaga al sillón que cubría a Claire sin mucho éxito gracias a la cobertura. Kat actuó rápida y utilizó su Arte para desestabilizar mentalmente al bandido más cercano, cayendo de rodillas al suelo del pasillo. El tercero, aparente líder de ese pelotón, inmediatamente disparó hacia Kat, una vez había dejado parte listo del padre de los niños. Sin embargo, el niño de la pelota quiso vengar a su padre, y en un acto de heroísmo, provocó el fallo del asaltante propinándole un fuerte puntapié a la altura del tobillo.


El pelirrojo había preferido no intervenir hasta no tener a todos los asaltantes encima suyo y finiquitarlos, pero vio que la gente allí era más hábil de lo que pensaba. Optó por levantarse y señalar al conmocionado asaltante. ¡Sufre un castigo real! A ojos de las expertas en magia arcana, jurarían que aquel chico pelirrojo poseía algún tipo de control sobre la magia, pero como el efecto de su imploro fue nulo, no podría decirse gran cosa. ¡Maldición! Al menos, ahora, parecía que aquel asaltante atontado poseía un poco más de luz.


El padre aún poseía fuerza para luchar y propinó un fuerte derechazo al saboteador más lejano de las practicantes de magia. Bien, le mantendría entretenido. Pero no sirvió de mucho tiempo, puesto que el estoque de aquel asaltante, rápidamente cercenó el estómago del padre, cayendo este redondo al suelo. La madre gritó de angustia. Mientras tanto, la niña de la familia había conseguido sacar los dedos del cuarto asaltante del filo de la ventana, cayendo este fuera del tren a buscar una mejor vida.


Kat se preparó para atacar con su llave inglesa al atontado asaltante, mientras que desde la cobertura del sillón, Claire aprovechó para cargar al máximo su arma y disparar al asaltante más lejano, pero tan solo le dio de refilón. El segundo asaltante, cayó redondo al suelo. Mientras tanto, el chico pelirrojo había visto suficiente, y su ira provocó un estallido del último asaltante, que acabó bañando de su propia carne la pared derecha. Un gesto un tanto sangriento.


Pero no había mucho tiempo para meditaciones. Cuando la lucha finalizó, los problemas no hacían más que incrementarse. El marido de aquella mujer yacía inconsciente en el suelo, y ella llorando a su lado. Los niños no sabían qué hacer muy bien. Se miraban entre ellos, pero solo el chico se varón se alzó decidido a pasar al siguiente vagón.


Para ese momento, desde la cola, la guardia acababa de llegar. Al parecer, habían pasado del druida en el vagón bar. - Señores, no queremos que la alarma cunda, así que relajense, … porque hay una bomba en el tren. - Ciertamente, el tacto del guardia no era lo más propio de su persona. La alarma cundió sin demasiada calma. Pero Kat frunció el ceño. - Que me enseñen la bomba. Soy ingeniera, tal vez pueda desactivarla. - Y es que la mecánika tenía ciertos conocimientos sobre balística y bombas. No sabemos si es a causa de Doe, o no.


Mientras los guardias conducían a la mecánika al vagón de cola, el chico joven se adelantó al resto y pasó al siguiente vagón de pasajeros. El chico pelirrojo no le quitó ojo de encima, así que fue tras él.

Random characters 01

| jueves, 3 de febrero de 2011 | 0 comentarios |

¡Ja! SAI hace que parezca que la ha entintado un mono con Parkinson, pero son las seis de la mañana y no me importa.
Claire Asmodeus, maga pistolera Iosana.

La Colina.

| viernes, 21 de enero de 2011 | 0 comentarios |
11 de Rowen del 605.
Algún lugar cercano a Llanos de Aguacerada.

El viento ruge como rugen los truenos al despertar la tormenta. La imagen es cruel y desoladora. Se ve iluminada por segundos, coincidiendo con los relámpagos. El tiempo es infinito en una estampa sin vida. Solo hay humo e indicios de niebla rodeando el muro. Un muro carnal. Una pila de cadáveres que adoran un estandarte erguido en su centro. Degollados, mutilados. Pueden ser cientos. Y arriba, sentado junto al estandarte, una imponente figura ataviada en trapos. Trapos rotos, en jirones, y manchados de sucia sangre, barro y agua. Hace frío en el silencio de la muerte.

- Hace tiempo, nacieron dos gemelos... dos gemelos...

La misiva de John Doe.

| jueves, 20 de enero de 2011 | 0 comentarios |
En un vasto mundo, miles son los misterios que se esconden. Algunos, valiosas creencias perdidas; otros, años escondidos de los calendarios de antaño. Esta historia solo es el recodo de ciertos hombres y mujeres que tuvieron la suerte o desgracia de vivir en esta aciaga época. En los Reinos del Hierro y el Vapor, en ese recodo del universo llamado Caen, los dioses centran su atención en Immoren Occidental. Y observan a los vivos y a los muertos, animales y plantas, montañas y ciudades. Y se preguntan, ¿quién será el colonizador de la verdad más allá del Meredius? ¿Del conocimiento de la vida que puebla el continente? ¿Del poder absoluto de las naciones? ¿Del amor y los glifos olvidados de nosotros mismos? Cada uno de los peones está situado. El tablero se dispone firme en las tierras del oeste. La batalla por los deseos de cada uno está por escribir...

¿Qué nos deparará el futuro...?

- Brau Delawney, bardo tordoriense.

11 de Rowen del 605.
Caspia, capital de Cygnar.


El profesor John Doe, eminencia en secreto del Taller de Mekánica y Motores de Vapor Caspiano, no es una persona especialmente ... avispada. Y esto se demostró científicamente el día en el que su adorada mujer le abandonó por despecho. Hace dos meses. Sí, él se dio cuenta ayer cuando volvió a casa después de sendos meses trabajando en un nuevo diseño de dispositivo de cortex y ver que no había comida preparada. Pero no era la primera vez. Esto era recurrente. Sobretodo entre los mecánikos como él y otros magos. No era de extrañar que las estadísticas hablasen tan claramente del solterío de tal cúmulo de personas tan agraciadamente dotadas de un paradigmático ingenio para la maquinaria.

Pero no le importó. No mucho. Solo los primeros minutos de desesperación debido al hambre. Y es que no hay tiempo que perder en la vida de un ingeniero como él. El motivo: su aprendiz. Para cuando se dio cuenta, la joven Kat había desarrollado un intelecto superior dentro de las artes mecánikas. Para bueno, o para malo... es difícil de decidir. En el taller, los diferentes eruditos tienen una u otra especialidad, pero aquella chica era simplemente una mezcla de cada uno de los socios del taller. Y francamente horrible en la combinatoria, todo hay que decir.

- Te propongo algo: - con cortesía, como quien no echa al invitado hasta que no pesa demasiado en la casa - a lo largo y ancho de Immoren hay más lugares como este. En Llanos de Aguacerada, en Mercado de Baños, en Corvis, Orven, ah... Y sinceramente; creo que poco vamos a poder enseñarte aquí. - Los gastos de manutención de un becado en un lugar tan pequeño podría llegar a ser descomunales, por lo que, de facto, no era de interés de Doe (ni de otros muchos señores del vapor).

El mundo espera grandes descubrimientos en estos aciagos tiempos. Un descuido por parte del profesor John el no avisar de que no todo es tan bonito tras las fronteras caspianas... - Verás que hay conocimientos más allá de tu comprensión. Pero eso es solo una parte de todo. De un todo perfecto y engranado. Tu arma y a la vez tu mejor escudo, será comprender todo. -

Antes de la partida, John Doe le dotó de un fabuloso billete en tren para viajar en el Ferrocarril comercial al norte. También una lista con nombres de algunos ex-compañeros de batallitas del visionario mecániko. No la entretuvo. Es más, esa misma tarde le instó a marcharse. Demasiados años bajo una tutela poco productiva, sí señor.