11 de Rowen del 605.
Algún lugar cercano a Llanos de Aguacerada.
El viento ruge como rugen los truenos al despertar la tormenta. La imagen es cruel y desoladora. Se ve iluminada por segundos, coincidiendo con los relámpagos. El tiempo es infinito en una estampa sin vida. Solo hay humo e indicios de niebla rodeando el muro. Un muro carnal. Una pila de cadáveres que adoran un estandarte erguido en su centro. Degollados, mutilados. Pueden ser cientos. Y arriba, sentado junto al estandarte, una imponente figura ataviada en trapos. Trapos rotos, en jirones, y manchados de sucia sangre, barro y agua. Hace frío en el silencio de la muerte.
- Hace tiempo, nacieron dos gemelos... dos gemelos...
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