| sábado, 2 de abril de 2011 | 0 comentarios |

12 de Rowen del 605.

Ferrocarril Comercial a Mercado de Baños.


- ¿Dónde está esa bomba? - El sonido procedía del final del vagón, donde algo había anclado una bomba pretérita. El único problema es que la bomba se hallaba por la parte externa del vagón, y era difícil acceder a ella siendo las únicas puertas corredizas y laterales. El equilibrio no era la mejor baza de Kat, así que tuvo que arriesgarse. - Lo intentaré proyectando mi mano a través del metal con mi poder. - Realizó una vocalización suave, y acto seguido cerró los ojos, palpando en su mente el ingenio de metal al otro lado. Había sido un éxito. Ahora debía saber qué hacer con esa máquina explosiva. Se encontró con una serie de cables, pero gracias a su concentración, mantuvo la compostura y pudo desactivar la bomba sin complicaciones.

Mientras tanto, en el vagón consecutivo, el chico joven se había abalanzado contra otro asaltador presente en ese vagón, con mala suerte, puesto que después de un golpe en la espinilla, recibió una patada que lo proyectó contra un sillón.
En aquel vagón, una imagen especular del anterior, yacía cierto grupo de personas en una esquina. Tal vez 3 o 4, acorraladas por los asaltadores y sus pistolas. Cuando entró el chico pelirrojo, observó el panorama y se preparó para la batalla con mirada amenazante. - ¿Quieres sentir el peso de mi poder? - Decía, con cierto desdén y autosuficiencia mientras señalaba al enemigo sin arma alguna.
En aquel vagón había vagamente 4 asaltantes más, con la misma pinta que los anteriores. Por la pinta de los cristales en el suelo, se veía claramente que el método había sido el mismo y simultáneo. La batalla se inició con el primer disparo.


La batalla se sucedió rápidamente, en el momento en el que el resto entró allí. Claire obtuvo cobertura desde los sillones finales, mientras que el pelirrojo no permitiría que los asaltantes dieran un paso más al frente. Acumulando su poder, Claire proyectó una de sus balas mágicas sobre uno de los asaltantes, derribándolo fácilmente, mientras el pelirrojo hacía lo mismo.


De un momento a otro, aquel chico, vulnerado en su honor, hizo acto de presencia a base de puntapiés en la espinilla de uno de los asaltantes, que pretendía sorprender a Claire con un disparo. El pelirrojo logró atrapar a uno de ellos, amenazándole con un hechizo para que le dijese la verdad... hecho que no salió bien parado, haciendo que el enemigo comenzase a brillar con tenue luz. Situación extraña. El resto de individuos poco pudieron hacer hacer ante esa magnifica escena, hasta que uno de ellos logró capturar al niño y llevárselo como rehén a la locomotora.


Para ese momento, Kat había logrado regresar junto a los guardias, y se unió a los dos aventureros iniciales tras dar parte de los hechos. Ahora el niño había complicado el asunto. Y a reticencias, Claire decidió ayudar a rescatarlo. No había tiempo que perder, y todos se dirigieron a la locomotora.


Mientras tanto, Garrik... Bueno, digamos que le cayó bien el camarero del vagón bar. Aunque le había llamado la atención el tránsito de gente en aquel lugar.


Tras pasar el vagón contenedor de carbón, alcanzaron la locomotora siguiendo al fugitivo. Este se había logrado reunir con su jefe y su guardaespaldas. Efectivamente, para ser un guardaespaldas, lo tenía a pecho inscrito en una versión de 2 metros y algo más de altura por otros tantos de ancho. El jefe, al contrario, era menudo, pero amenazaba con su pistola a la sien del niño. - Un paso más y el niño... ¡Boom! - La situación se paralizó.


Respiración agitada. Para ese momento, los guardias habían vulnerado la entrada y se habían colocado frente a sus enemigos. ¿Qué hacer? Puesto que nadie hacía frente, el tipo hizo un alarde de ingenio “¡Ahora no hay nada que hacer” Ese despiste permitió que aquel niño bajo sus brazos pudiese destruir su defensa con uno de sus atinados puntapiés en la espinilla. Hecho que le permitió al niño salir corriendo de allí hacia sus salvadores, … aunque “¡Maldito crío!” Un disparo procedente del cañón del pistolero líder atravesó al chico, cayendo este al suelo cerca del resto.


“¡Atacad!” Los guardias del tren se lanzaron en carga contra los saqueadores. Claire observó al niño caer, y algo muy violento despertó en sus adentros. El guardaespaldas se encargó de mantener alejados del jefe a los guardias, pero eso no impedía que Claire pudiese apuntar con la mayor de sus cargas a ese maldito tipo. ¿Qué había despertado en su interior? Es dificil de interpretar. Kat se encargó de mantener la hemorragia del niño, mientras el pelirrojo hacía de las suyas con el otro fugitivo. Finalmente, al cargar su pistola arcana al máximo, el disparo se llevó consigo al líder y parte de la parte frontal de la locomotora. “¡Uh!”


Para cuando los saboteadores habían sido derrotados, se pudo observar el verdadero plan de los mismos. El maquinista estaba muerto, y no había rasto de nadie que supiese parar la inminente debacle: El tren acabaría descarrilando y arrasando gran parte de Mercado de Baños, a unos minutos a la vista.


Sin embargo, Kat se atrevió a hacer gala de sus conocimientos de ingeniería del vapor para solucionar aquella en un tiempo récord. Logró frenar la locomotora sin apenas ayuda, logrando, por ende, que el tren acabase llegando a su destino. “¡Casi!”


El jefe de la guardia acabó calmando a los pasajeros, y ordenó al resto de la guardia que llevasen a los heridos al hospital más cercano. Mientras tanto, se acercó al resto de aventureros: “Gracias por esta ayuda a la comunidad, de no haber sido por vosotros, esta situación habría sido totalmente distinta. Informaré de esto a las autoridades pertinentes en esta ciudad. También les hablaré de tus ustedes, así que tal vez reciban una recompensa. Mientras tanto, les recomendaré un lugar en el que pasar la noche...”

Poco después, aquel grupo tan variopinto formado por una mecánika caspiana, una pistolera iosana, un druida desconocido y un pelirrojo caspiano, se redujo a contribuir al buen hacer de la guardia para descansar por lo que había dado el viaje en la posada recomendada. En el camino, observaron numerosas curiosidades de aquella ciudad: al parecer, pronto, habría unas elecciones al régimen de aquella ciudad, sin intervención del rey y por decisión popular.

Sin embargo, Garrik no estaría allí por ellos. Su misión parecía más importante que descansar en una ciudad. No era su terreno. El druida acabó escabullendose en la noche para caminar en solitario a un bosque cercano, en una andadura hacia el prometido norte... No sin antes, ser avisado por la posadera, una agradable mujer de mediana edad, a que, al menos, siguiese el camino que le indicaba, puesto que por la noche esas zonas estaban infectadas de animales (aspecto que no importunó al hombre). Se hizo con la comida que le regaló la posadera, y se fue sin más a medianoche.

Al día siguiente, algo muy grande estaba por comenzar...